domingo, 8 de abril de 2012

LA ESCENA SUDAMERICANA. (IMS Y EL "TROPICALISMO ELECTRÓNICO"))

Paul, John (y también el montón) se habían tomado un pequeño descanso para un viaje espiritual, pero ya han vuelto, y además vuelven fuertes, estrenando sección. En esta serie de post que hoy comienza vamos a presentaros algunas bandas y proyectos del continente sudamericano, a menudo tan olvidado en el mundo del indie y el moderneo pero en el cuál se hacen cositas muy interesantes.

Y para comenzar como nuestros primos latinos se merecen, vamos a presentaros el proyecto del prolífico Camilo Lara, INSTITUTO MEXICANO DEL SONIDO, así, en mayúsculas y subrayado. Y no es para menos, porque el trabajo desarrollado bajo este sello, el del Instituto, es tan variado como interesante, y en ambos casos es mucho.


Instituto Mexicano del Sonido (o Mexican Institute of Sound como también puede encontrarse) comenzó su andadura en 2005, publicando el primer LP en 2006, llamado Méjico Mágico. En este disco Camilo y su equipo ya dejaban claro el sonido que querían hacer; la mezcla entre ritmos y estructuras sudamericanas, como por ejemplo el cha cha cha (fruto de sus raíces), y una electrónica aplicada con maestría donde y cuando toca. El LP arrancaba con este tema, en el cual daban la bienvenida a su disco con esa mezcla que ya hemos comentado, y a partir del cuál venían una selección de temas no menos interesantes que convertían el debut del IMS en un prometedor inicio.

Después vendrían dos largos más, Piñata (2007) y Soy Sauce (2009) así como varios EPs: Extra extra extra, Suave Patria o El Jefe, en los cuales el grupo se atreve incluso a versionar bajo su reconcible estilo temas como el Bitter Sweet Simphony (Sinfonía Agridulce) y desarrolla cortes de bella factura y cuidada producción, como Alocatel, El Micrófono, Cha cha cha o Para no vivir. Todos ellos con ese aire entre Buena Vista Social Club y El Guincho, que hace a IMS un grupo imprescindible en la escena sudamericana y dentro del "tropicalismo electrónico".